Se sentó frente al ordenador y comenzó
a teclear. No sabía por qué, pero necesitaba desahogarse de algún modo y ésta
sin duda era la mejor manera..a fin de cuentas siempre lo había sido. ¿Qué
ingenua, verdad?; pensar que unas simples letras ayudarían a cambiar algo.
Sus dedos se movían cada vez más
y más deprisa, como intentando transmitir lo que sus labios eran incapaces de
decir. INCAPAZ, tachado de su vocabulario desde hacía mucho tiempo, pero que
tanto le atormentaba.
Solía repetirse una y mil veces
que aquel que tenga a la palabra como un arma será el más fuerte, sólo hay que
saber utilizarla. Un arma letal que te puede encumbrar a lo más alto, o
enterrarte en las más oscuras profundidades. Pero eso ahora no importaba.
Transportarse a mundos
imaginarios y desaparecer por un instante era todo lo ansiaba en aquel momento.
No pedía nada más. Los segundos pasaban más lentos que de costumbre, pero eso
le hacía sentir bien.
" Prefiero
morirme quemado
que vivir
siempre frío y gastado
y acabar con
los sueños en mano,
agarrado,
agarrado, agarrado.
Y soñar
despiertos para no estar dormidos
cuando llegue
el momento de atrapar los sueños”
Sonó el móvil, lo miró, era él…sonrió.
<<Vuelvo a ser yo>>, se dijo.
Quizá esto tenía que pasar tarde
o temprano. Quizá la vida fue más caprichosa de lo que esperamos y no lo
pudimos remediar. Quizá, y tan solo quizá, todo lo que una vez planeamos por
fin se convirtió en realidad. No te esperaba, pero la verdad es que estaba
deseando encontrarme contigo.
No me preguntes por qué, pero sabía
que era inevitable y que terminaría ocurriendo. Tal vez por aquello de que las
primeras impresiones son las que cuentan, aunque esto no se trata de quedar
bien. O tal vez por tu risa y tu forma de mirar, quién sabe.
Quizá por primera vez no elegimos
y la elección estaba hecha de antemano. Quizá llegó el momento, el momento de
no dejarte escapar, el momento de no dejarnos escapar. Sorprendernos y rompernos
los esquemas día y noche, sin ningún motivo aparente pero con el mayor de
ellos.
Dicen que el destino no es lo que
te va a pasar, si no lo que tú quieres que te suceda. Quería, queríamos; y se
consiguió. No se cómo lo haces pero incluso la monotonía se vuelve diferente.
Porque contigo no importa lo que vendrá; mientras una palabra de aliento diga
que todo va a salir bien, saldrá bien.
Quizá es por lo inesperado, o por
lo que unas simples líneas son capaces de transmitir; o puede que sea por el
hecho de sentirnos seguros por un instante…eso es lo de menos.
Llámalo destino, llámalo
simplemente cosas que tienen que pasar. Teníamos que encontrarnos.
“Solo los tontos creen que el
silencio es un vacío. No está vacío nunca. A veces la mejor manera de
comunicarse es callando”.
SILENCIO. Lo único que
necesitamos para serlo todo, y a la vez nada. El momento exacto en el que el
mundo se detiene; pero ahí estás tú, frente al peligro, desnudo y con la única
compañía de tus pensamientos.
Incómodo en ocasiones, es capaz
de sacar nuestro yo más personal y puro.No nos juzga, siempre vive el presente, el aquí y ahora. Y es valiente,
enfrentándonos cara a cara a nuestros más terribles temores para que así seamos
capaces de hacerles frente. No importa cuán desesperados estemos, pues al igual
que el tiempo siempre tendrá una respuesta.
SILENCIO. Porque cuando se hace
el silencio las manecillas del reloj pasan a un segundo plano y el rumor se desvanece.
Ideas encontradas se mezclan con la finalidad de dar sentido a lo que quizás no
lo tenga, infinitos vaivenes te descolocan, la búsqueda de la inspiración que
no llega. Un lujo que pocos conocen.
La vida que llama a tu puerta y se
queda un buen rato a charlar, el partido más seguro para el que desconfía de sí
mismo, la victoria que tarde o temprano llegará, la necesidad del yo por un
instante.
SILENCIO. Porque cuando se hace
el silencio despertamos aquello que tenemos dormido, y sin darnos cuenta nos
volvemos más humanos. La soledad menos dolorosa, la espera que nunca espera y
de repente aparece. Inmensidad ante tus ojos, que no sabes definir pero que te
hace sentir bien.
Un arte, una conquista, el ruido
interno de lo que nos aturde, el grito de las pasiones. El inalcanzable que
todo lo alcanza, simpleza y complejidad a partes iguales, no se sabe si presencia
o ausencia. Sensaciones que ya son realidad, ¿o tal vez no?
SILENCIO. Porque cuando se hace
el silencio lo único que podemos sentir es el latido de nuestro corazón, y
nuestra conciencia.
“Posiblemente los peores errores de
nuestra vida, son los que no cometemos”
Posamos nuestra mirada en cosas
insignificantes, dejando de lado aquello verdaderamente importante. Pasamos
gran parte del tiempo pensando en lo que no tenemos, en lo que no somos, en lo
que nos gustaría llegar a ser. Nos torturamos porque querríamos ser más altos,
más delgados, tener el último móvil que hay en el mercado…pero, ¿realmente
merece la pena ese gasto de energía inútil?.
La pasividad y el acomodarte, y
por el contrario el inconformismo y la superación. Disfrutar de las pequeñas
cosas, y un día mirar hacia atrás y darte cuenta de lo grandes que eran. Decidir
que mañana tiene que ser mejor que hoy. Luchar por el sí cuando el no ya lo
tienes. Descubrir que la vida se basa en avanzar o quedarte estancando.
Pensar que de nuevo retornas al punto
de partida, chocarte una y otra vez contra la pared, andar en círculos, bucle
infinito, desesperación. Intentar no cometer los errores del pasado. Porque el hombre es el
único ser que es capaz de caer dos veces en la misma piedra, pero siempre lo
hará de diferente manera.
Equivocarte, descubrir una verdad
que no conocías, abrir tu mente a un nuevo mundo en el que volverás a tener
millones de tropiezos. Empezar de cero, desesperarte de nuevo. Y no importarte; avanzar hasta tu meta poco a poco, pero
cueste lo que cueste.
Recordar que no es más sabio el
que menos errores comete, sino el que es capaz de salir de ahí de la mejor
forma posible; que fracasar sólo indica un parón en el camino, no un final. Hacerte
más humano con cada decepción, resurgir cual ave fénix con cada victoria.
Si de algo estoy segura, es que
errar en ningún caso significa perder. Si te rindes hoy, de nada servirá el
esfuerzo que hiciste ayer. No tengáis miedo a equivocaros. Siempre hay algo
positivo, y es la oportunidad de rectificar.
"Medita lo que vayas a hacer, y no te arrepentirás de lo que
hayas hecho”
“Para el mundo siempre serás lo
que aparentas; para ti, lo que sientas”
El libro que te atrae por la
portada pero del que no consigues leer un solo capítulo, esa prenda de la que
te enamoraste que al probarte no queda tan bien como esperabas, la traición del
que considerabas amigo, la película que te decepcionó..
Que las apariencias engañan es
algo con lo que la sociedad convive a diario. El exterior que proyectamos en
innumerables ocasiones queda en realidad disfrazada, de tal manera que aquello
que creemos deja de ser; no habiendo más remedio que afrontar que efectivamente
así ocurre. Y es ese darnos de bruces con la verdad lo que nos hace despertar.
Ver lo
bueno y lo malo, las virtudes y defectos de lo que nos rodea; pero ante todo
empezar a replantearte muchas de las cosas que ocurren y a las que no damos
importancia. Mirarte en el espejo y no reconocer el lugar donde te encuentras,
y que al instante tu cerebro haga “click” y todo vuelva de regreso.
Descubrir lo mucho que perdiste
por miedo al qué dirán, lo que ganaste cuando dejaste a un lado los prejuicios.
La importancia que le diste a aparentar, y no a ser.
La decepción por no encontrar lo
que creías al final del camino, la ilusión por la sorpresa que no esperabas. En
definitiva, mirar la vida con los ojos adecuados; y es que por mucho que
queramos la luna nunca será su reflejo en el mar, y aunque intentemos una y mil
veces acariciarla sólo tocaremos agua.
Ojalá y algún día dejemos de lado
todo aquello que no nos hace avanzar y evolucionar, y nos demos cuenta que
primero va la información y después la opinión. Sólo así tendremos una visión
más objetiva y veraz de la realidad.
La primera mirada, la primera
risa, el primer llanto, la primera palabra, los primeros pasos, la primera
caída, el primer año, el primer colegio, el primer amigo, el primer amor..
¿Quién sabe lo que se estará
perdiendo en este preciso momento?
Dicen que siempre hay una primera
vez para todo, y lo cierto es que la vida está llena de primeras veces. Por
mucho que nos empeñemos, vivir se trata precisamente de eso. Ayer fue diferente
a hoy, hoy es diferente a mañana, mañana será diferente a todo. Cada día es
distinto al anterior, una experiencia, un continuo experimentar que nos nutre y
en definitiva nos convierte en las personas que somos.
Disfrutar de lo que nos rodea,
aprender segundo tras segundo de lo que quizá creemos insignificante, levantarte
un día cualquiera con ganas de conocer; y luchar por ello. Luchar para que el
tiempo no corra en vano y no hayamos desperdiciado la que podría ser la
oportunidad de nuestra vida, y a la vez el miedo a descubrir que la hemos
dejado escapar.
Nada el mundo nos aterra más que
lo desconocido, esa escalera infinita a la que no le vemos final y de la que no
estamos seguros. Aprender a subirla peldaño a peldaño y al mismo tiempo mantenernos y
no caer en el intento. Y si caemos, volverlo a intentar. Porque siempre hay una
primera vez, pero a esa vez aunque no lo sepamos la suceden muchas más.
Caminar con la certeza de que
cada paso que damos no es ni más ni menos que una huella en el camino. Saber
que esa pisada es simplemente una de todas las que nos quedan por dar. Tener siempre
en mente aquello de: “Nunca te acostarás sin saber una cosa más”.
Os invito a estar atentos y a que
conozcáis todo lo que tenéis a vuestro alrededor, pero sobre todo a que
aprendáis de ello.
Y es que….“Siempre habrá una
posibilidad de hacer bien las cosas porque siempre hay una primera vez para
todo.”
Deseo, celos, obsesión, ganas,
emoción, ilusión, esa risa tonta, ese no parar de mirarle…..más ganas.
Amar es una de las experiencias
más extraordinarias que el ser humano puede experimentar, un arma de doble filo
que en ocasiones nos hace sufrir hasta límites insospechados, un quiero y no
puedo del que es imposible desprenderse pero sin el que no podríamos vivir.
Si lo analizáramos desde un punto
de vista filosófico es una virtud, científicamente se podría decir que es la
evolución del instinto, y como concepto global es puro sentimiento. Lo cierto
es que pasamos la mayor parte de nuestra vida en su búsqueda: búsqueda de algo
que irónicamente desconocemos, y que sólo cuando lo encontramos y lo tenemos
delante de nuestras narices sabemos definir. Como ese laberinto en el que por
mucho que te empeñes nunca encuentras la salida, y aún así lo sigues intentando
una y otra vez.
Encontrar a la persona indicada
se convierte entonces en más que un reto, siendo quienes lo consiguen verdaderos
afortunados. Poder disfrutar una tarde de su presencia es el mayor de los placeres;
y un paseo, una puesta de sol o una simple película con palomitas sólo cobra
sentido si está a tu lado. Sientes que no necesitas nada más, porque todo lo
que quieres lo tienes junto a ti.
Ese ideal al que todos aspiramos
y deseamos llegar no siempre es tan perfecto como aparenta ser, y es que hay veces
que el amor viene como un sueño y se va como una pesadilla. Quizá sea el hecho
de vivirlo tan intensamente y al límite lo que hace que todo sea tan especial;
aún cuando (y como si de Cenicienta se
tratase) después de todo la carroza sea una calabaza, el vestido soñado harapos,
y ese príncipe azul no sea tal.
Os invito a que abráis los ojos y
descubráis que el amor va más allá de una simple búsqueda, el día que nos demos
cuenta de ello tendremos gran parte del camino recorrido.
“Amar es enamorarse de la misma persona todos
los días, sin hacer antigüedad, evitando la monotonía”
“Existen varias clases de
hombres. Yo sólo conozco a unos: los comunes”.
¿Qué es lo “normal” o lo
“anormal” en esta sociedad? ¿Qué pasaría
si el mundo no fuera como es y la mayoría se convirtiera en minoría de
la noche a la mañana? Haber nacido con un sexo u otro te marca para siempre;
pero, ¿te tienes que comportar de una determinada manera por el simple hecho de
ser hombre o mujer?
En multitud de ocasiones la
masculinidad y la feminidad no se determinan por lo biológico sino por la
cultura, que asigna a hombres y mujeres respectivamente roles y estereotipos.
Desde que nacemos nos inculcan unos valores que digamos nos “hacen ser” de un
género o de otro. Si eres mujer debes jugar con muñecas, debes tener ordenada
tu habitación y ayudar en casa para en un futuro tener bien organizado el
hogar; mientras que si eres hombre tienes que jugar al fútbol y tienes que
formarte y trabajar para conseguir dinero.
A este respecto, la “Teoría Queer” rechaza la clasificación
de los individuos en categorías como “varón o mujer”, “heterosexual u
homosexual”; y por lo tanto no habría que confundir ser hombre o mujer con
tener una determinada orientación sexual. La heterosexualidad no sería una
tendencia natural de las personas, sino algo enseñado por la sociedad para
perpetuar un poder jerarquizado de hombres que someten a las mujeres para su
disfrute y provecho. La única forma de conseguir la igualdad entre hombres y
mujeres consistiría en modificar todos esos roles basados en estereotipos, hablando
de orientaciones sexuales de manera que cada uno pueda elegir lo que desee sin
tener en cuenta el propio sexo, pudiendo variar esa orientación cuando quiera.
En vez de dos sexos habría cinco orientaciones sexuales: mujer heterosexual,
mujer homosexual, hombre heterosexual, hombre homosexual y bisexuales. Todo
ello hace tener una visión mucho más abierta con respecto a los demás.
Si nos centrásemos en la iglesia,
ésta ha sido bastante tajante al respecto: el hombre y la mujer están hechos
para estar juntos, se dan en su totalidad uno al otro y como tal forman una
única unidad que se complementa a la perfección. Son capaces, por tanto, de
cubrir las necesidades fundamentales del otro. Salen de sí mismos para darse
mutuamente.
Pero, ¿Qué es lo que nos hace en realidad ser hombres o mujeres? ¿Cuándo nacemos, nacemos seres o nacemos
sexos? En realidad es todo un cúmulo de cosas. Es evidente que somos
diferentes, pero lo que debemos conseguir es la igualdad (la equidad) de lo
diferente, y eso es lo difícil.
Por otro lado, tampoco se puede
decir que algo sea típicamente masculino o típicamente femenino; está visto y
comprobado que hombres y mujeres poseen las mismas cualidades, simplemente unas
potenciadas más que otras. Lo que el ser humano en general debe hacer es
aprender de los demás (independientemente de si se es hombre o mujer), ya que
eso te hace tener una mayor formación y te realiza más como persona.
En definitiva, una persona será
hombre o mujer dependiendo única y exclusivamente de ella, de su visión y de
cómo se sienta consigo misma. Nadie te puede obligar a comportarte de una
determinada manera ni adoptar una determinada forma de actuar simplemente
porque por naturaleza deba de ser así. La sociedad evoluciona y debemos dejar
atrás todos aquellos estereotipos que son los que en cierto modo nos
diferenciarían a unos de otros. Generalizar no es bueno y sólo sirve para
establecer una línea entre lo que es “normal” de lo que no lo es.
Dicen que los comienzos siempre
son difíciles. Precisamente ese primer paso hacia lo desconocido es el que más
miedo produce, y esto es así porque verdaderamente no imaginamos a qué o quién
nos llevará ese camino que acabamos de emprender. Quizá esa inquietud de saber,
de conocer aquello que nos escapa a los ojos es lo que en definitiva nos hacer
armarnos de valor; tirándonos en multitud de ocasiones a una piscina en la que
ni siquiera sabemos si hay agua.
Es entonces cuando ese miedo
desaparece dando paso al valor: al valor de seguir hacia una meta que aún vemos
difusa y lejana, al valor del esfuerzo diario por seguir caminando cuando no
sabemos si esos pasos conducirán a algún lado o simplemente quedarán en vano.
La incertidumbre de un mañana mejor es el único aliento y esperanza que tenemos
para no abandonar el trayecto en el que ya estamos inmersos, y del que sería
casi imposible escapar.
Decía el famoso poeta aquello de:
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar”. Y nada más lejos de la realidad, una vez dentro somos
quienes con nuestras acciones y casi sin darnos cuenta nos hacemos a nosotros
mismos. De alguna manera esto ocurre en casi todos los ámbitos de la vida, pero
podríamos decir que con un denominador común; y es que todo ello nos lleva al
único fin al que aspira todo ser humano: LA FELICIDAD.
El camino a recorrer, largo y
plagado de subidas y bajadas como si de una montaña rusa se tratara, se
convierte en un reto en el que si andar supone ya un gran esfuerzo dejar huella
en él es algo casi imposible. Y no sólo eso: si por casualidad nos encontramos
en nuestro viaje con alguien que creemos nos hace sombra posamos nuestra pisada
justo encima de la suya y en la medida de lo posible la borramos, en vez de
dejarla justo al lado. Y es que hay ciertas ocasiones en los que dos se
convierten en multitud.
Os animo a que cada mañana al
despertar deis ese pasito necesario para lograr todo lo que os propongáis y
dejéis huella (huella de verdad); saber que si bien puede ser duro, lo que
espera al final tarde o temprano merecerá la pena. Estoy segura.
“Síguete a ti mismo, sino te
perderás. Si no encuentras tu camino, háztelo.