miércoles, 21 de mayo de 2014

SILENCIO


 
“Solo los tontos creen que el silencio es un vacío. No está vacío nunca. A veces la mejor manera de comunicarse es callando”.

SILENCIO. Lo único que necesitamos para serlo todo, y a la vez nada. El momento exacto en el que el mundo se detiene; pero ahí estás tú, frente al peligro, desnudo y con la única compañía de tus pensamientos.

Incómodo en ocasiones, es capaz de sacar nuestro yo más personal y puro.  No nos juzga, siempre vive el presente, el aquí y ahora. Y es valiente, enfrentándonos cara a cara a nuestros más terribles temores para que así seamos capaces de hacerles frente. No importa cuán desesperados estemos, pues al igual que el tiempo siempre tendrá una respuesta.

SILENCIO. Porque cuando se hace el silencio las manecillas del reloj pasan a un segundo plano y el rumor se desvanece. Ideas encontradas se mezclan con la finalidad de dar sentido a lo que quizás no lo tenga, infinitos vaivenes te descolocan, la búsqueda de la inspiración que no llega. Un lujo que pocos conocen.

La vida que llama a tu puerta y se queda un buen rato a charlar, el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo, la victoria que tarde o temprano llegará, la necesidad del yo por un instante.

SILENCIO. Porque cuando se hace el silencio despertamos aquello que tenemos dormido, y sin darnos cuenta nos volvemos más humanos. La soledad menos dolorosa, la espera que nunca espera y de repente aparece. Inmensidad ante tus ojos, que no sabes definir pero que te hace sentir bien.

Un arte, una conquista, el ruido interno de lo que nos aturde, el grito de las pasiones. El inalcanzable que todo lo alcanza, simpleza y complejidad a partes iguales, no se sabe si presencia o ausencia. Sensaciones que ya son realidad, ¿o tal vez no?

SILENCIO. Porque cuando se hace el silencio lo único que podemos sentir es el latido de nuestro corazón, y nuestra conciencia.