martes, 16 de febrero de 2016

CUANDO MUCHO NO ES SUFICIENTE.



<<Nunca es suficiente para mí, porque siempre quiero más de ti>>

Suficiencia, el cinco raspado que nos sabe a gloria, capacidad o actitud mínima para algo. Aquello a lo que aspiramos y debemos conseguir.

Aunque lleve su tiempo y cueste reconocerlo, hay momentos y situaciones para las que no estamos hechos. Esforzarse, dar lo mejor de nosotros a los demás y quedarse en el último escalón. ¿Y ahora qué?

Buscar razones, no encontrarlas, y que el rompecabezas se vuelva más y más incomprensible. El plus que necesitas y que te pone por delante, el superarse cueste lo que cueste y que te toca volver a repetir. Nunca es suficiente.

Creencias que se quedan en eso, decepciones que te enseñan a mejorar y alegrías con las que aprendes a valorar. Detalles a los que vas dando la importancia justa, pero que merecen la pena. Madurar con la experiencia, y asumir.

Hace tiempo que entendí que la incondicionalidad existe sólo en algunos momentos de la vida, que se da en pequeñas dosis y no es perfecta ni mucho menos eterna, que no podemos controlarlo todo. Lo que tenga que venir vendrá, consuelo de tontos.

Que no importa el día, ni la hora ni los minutos, que los segundos se quedan en nada. Que cuanto más, menos.

Porque sí, hay cosas que por mucho que nos empeñemos nunca sucederán, porque nunca será o serás suficiente.

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